¿Aún no ha llegado el amor de tu vida? Si tienes menos de treinta y cinco años, no hay nada de qué preocuparse, ya que la ciencia acaba de descubrir que el amor de verdad, ese que nos cambia hasta el ADN, llega a nosotros entre los 27 y los 35 años de edad.
La teoría de la parada óptima
Detenernos para avanzar con más precisión y enfocados a resultados reales es lo que se conoce como parada óptima. Hannah Fry, una reconocida matemática encargada del estudio acerca de cuándo es que llega el verdadero amor de nuestra vida, explicó que las emociones del ser humano no son una seguidilla ordenada del sentir. Por el contrario, son desordenadas, irracionales e imposibles de predecir o de gobernar.
Hannah Fry se puso este estudio al hombro para analizar matemáticamente cuál es el mejor momento para amar. De acuerdo a sus cálculos, casarse con el primer amor va en contra, precisamente, del amor.
El primer amor tiene lugar entre los 12 y los 15 años, mientras que el matrimonio suele darse entre los 25 y los 30 años. Imagínense todas las potenciales parejas que pasan por nuestro lado durante ese tiempo.
Una vez que te casas, resulta evidente que dejas de buscar candidatos y candidatas para ocupar el pedestal en tu corazón, por lo que terminas perdiéndote de decenas de parejas mucho mejores para ti que tu primer amor.
El primer amor suele generarse gracias al primer beso: un acto inocente entre dos personas que apenas inician la adolescencia. ¿Sería lógico iniciar una vida juntos solo por haber respondido a una atracción momentánea?
Según explica Fry, casarse con el primer amor nos obliga a parar la búsqueda y conformarnos con lo que la vida nos dio. Sin embargo, es lo que nosotros aceptamos lo que hace la diferencia.
Por lo tanto, la idea más sensata e inteligente es la de esperar a vivir más experiencias amorosas, conocer a más personas y decidir. Tal vez la búsqueda te termine llevando a tu primer amor, pero si eso sucede, lo harás a consciencia que de todas las personas que has conocido, el primer amor es el que mejor se adapta a tu forma de ser y a tus necesidades.
